La murga tiene esa licencia artística para ‘matar’
Aldo Roque Diflippo
El
Carnaval y su concurso, la política y
los temas que
hacen a la
murga formaron parte de un
extenso diálogo mantenido con Yamandú
Cardozo, uno de los integrantes
representativos de Agarrate Catalina.
Agarrate Catalina
no competirá en el Carnaval
2018 pero seguramente lo hará
en el 2019, según lo anunció
Yamandú Cardozo. En una
amena charla con @gesor Yamandú Cardozo se
refirió a este tema, opinó sobre el Carnaval, y criticó al concurso de agrupaciones. Ofreció su visión sobre los
temas de la murga, incluida las críticas que ha recibido Agarrate Catalina por
pegarse a la figura del ex presidente José Mujica. Enfatizando que la fiesta
del Carnaval “es el motor
principal que mueve la necesidad
que tenemos como personas y como colectivo de
hacer espectáculo”.
¿En qué anda hoy en
día Agarrate Catalina? ¿Sale o no
en Carnaval?
-Este Carnaval no
vamos a llegar.
Vos sabés que
lo pensamos y lo
repensamos, la verdad
no nos habíamos
dado cuenta explícitamente,
seguro que internamente si, de
que hacía tanto que nosotros
no salíamos en Carnaval.
Por
suerte no nos ha faltado todos estos
años que no hemos participado
de Carnaval una pregunta
que es mezcla de un reclamo cariñoso, de
una queja también
cariñosa, y que es ganas
de la gente de verte
ahí…
Ustedes han
tenido una visión muy
crítica de la organización pero no de la
fiesta.
-No,
la fiesta es el motor
principal que mueve la necesidad
que tenemos como personas y como colectivo de
hacer espectáculo. El puente comunicacional increíble que es el Carnaval.
Cada
vez que fuera del país
me toca contar lo que
es el Carnaval lo redimensiono
y lo revalorizo. Entiendo que es un pueblo entero que
inorgánicamente, sin ningún mandato de
cantar y de intentar hacer
una caricatura, un autoanálisis
frente al espejo
que soporta cualquier tipo de censura, que rompe cualquier tipo de
muro, y que está hecho de
la gente
común hacia la gente común ;
es maravilloso.
La
fiesta es una
herramienta y es una cosa de la
cual nosotros jamás nos quejaríamos;
al revés somos
los defensores contra lo que sea.
Pero el concurso , ¿por profesionalizarse se
ha apartado de la gente?
-Con el concurso
nosotros hemos tenido una visión muy crítica pero a
su vez también hemos sabido
disfrutarlo y hemos sido parte de
ese concurso. Y cada vez que
hemos tenido una visión crítica al respecto nos
ponemos en el propio
paredón al que le tiramos pedradas.
Somos parte de eso, y
lógicamente todos los carnavaleros hemos
alimentado esta cuestión.
Mi
visión personal que también
comparto con varios
compañeros de la Catalina y otros compañeros que no son de
la Catalina, es que hoy
por hoy la competencia dentro de la fiesta ha cobrado
una relevancia que
a mí me parece que
quizá es excesiva.
Que por lo menos
nos hace correr el riesgo
de perder el foco.
¿Está conspirando
con el espectáculo?
-Creo
que si. Sobre todo la
sobre dimensión del
valor que tiene
ganar un concurso…
¿Capaz que eso se ve
más en el tema del vestuario? Porque
habitualmente la crítica que
recibe es que gana el que mejor
vestido tiene y no la
que canta mejor.
-Claro.
Puede ser. Y sobre todo qué se
hace para ganar. Aunque no sea la expresión en sí misma
en el evento espectacular que
propone cada murga.
A mi lo
que me duele más
es cómo nos ponemos
los carnavaleros por el
hecho de
ganar, y en qué miserias
incurrimos por el hecho
por intentar defenestrar
un espectáculo, cómo
opinamos los que opinan
del espectáculo de Carnaval, cómo
juzgamos los que juzgan, qué le pedimos a los espectáculos como espectadores, qué ponemos
en nuestro muro de
Facebook, qué vomitamos en
nuestro Twitter. En qué miserias,
en qué pequeñeces incurrimos con respecto
a la valorización del
espectáculo. Más que en el
espectáculo en sí, cómo nos
ponemos a analizarlo cuando a
veces terminamos haciendo una
autopsia artística. Y no
nos dejamos enamorar por un
espectáculo que viene
a plantearnos eso. Pero
el concurso es algo
que nos ha
encantado jugar, que lo
hemos jugado muy bien, que lo
hemos disfrutado, que hemos pasado momentos
increíbles con eso. Nunca ha sido
nuestro único objetivo
ni el principal. De hecho a raíz
de todo este reclamo de la gente
que ha sido muy grande,
sobre todo este año, en algún momento
comenzó a correrse la bola de que
la Catalina salía, y esa bola nos llegó
a nosotros. Nos llegamos a
plantear, nos llamamos y dijimos qué
pasa, qué hacemos, y qué
pasa si salimos. ¿Saldremos, no
saldremos? No encontramos la manera
todavía para este
Carnaval, pero nos dimos cuenta
que tenemos muchas ganas
y estamos extrañando mucho al
Carnaval, y que el Carnaval sigue
siendo nuestra casa. Esa conexión con lo
barrial, con esa fiesta que también forma parte del Concurso que
nosotros disfrutamos está presente
en la Catalina y nos hace
pensar seriamente, sin poder prometer nada
todavía porque la murga es una
estructura muy grande, somos
casi 30 personas en un colectivo artístico, que tenemos que
juntarnos y decidir, y que nos hace pensar
seriamente en las chances de volver para el concurso del 2019.
Ustedes en el recorrido con la Catalina se
han metido con casi todos los temas. ¿Con qué no se puede hacer
Carnaval? ¿Con qué no se puede
hacer bromas, hacer chistes?
-Por
suerte creo que se puede hacer con
todo y la murga tiene esa licencia artística para ‘matar’ que va de
la mano con la responsabilidad de cada colectivo y de cada individuo y letrista que la utilice.
Porque se han metido con temas pesados
-Con
Dios, con la muerte, con el Estado,
con la Educación. Se le ha dicho cualquier cosa a un Presidente que estaba
ahí mirando la murga.
Y a
ustedes los han tildado de oficialistas.
-También.
De todo. Nos hemos metido con una cantidad de cosas. Eso también pasa cuando lo explicamos en el
exterior. Nos dicen ¿ustedes pueden decir esto de un Presidente y el tipo está
ahí y nadie le dice
nada? ¿Ninguna figura pública les
pone bozal legal? Nunca
pasó de ningún partido
en la historia de la murga. Y si
hay algo que ha hecho la murga es
caricatura política. A ningún político
se le ocurrió hacer juicio. Hemos visto gente de todos los partidos, no solamente
se la bancó el Pepe
(Mujica). Históricamente se la han bancado
gente de todos los partidos, se han fumado críticas no siempre
muy elegantes.
La
murga en general se ha metido con todos. Nosotros
también. Hay ciertas cosas con las que nosotros
elegimos no hacer humor. Yo no
haría humor con temas relacionados a los Derechos Humanos. No haría humor directo con temas que tengan que ver
con los femicidios, con la violencia de género, con la desigualdad. De repente
eso hemos podido tratarlo con
cierto manejo irónico, desde el
lado de la denuncia. La murga por
suerte tiene esas posibilidades lo
que no logra encontrarle
la vuelta para tratarlo con humor
lo trata desde la denuncia, la crítica.
Temas
que son tan delicados y tan dolorosos todavía yo no me siento cómodo tratándolos desde el lado humorístico.
El humor
últimamente parece estar
presente en todos lados. Hasta en un programa periodístico parece que tiene que
haber un humorista. ¿Cómo ves
ese manejo del humor, que a veces puede
cansar?
-Cuando
lo que aparentemente funciona, o
lo que aparentemente logra
conexión exitosa parece que hay que replicarlo sea como
sea…
Como que
hay ciertos formatos en donde no calza
-¡Claro! Yo estoy
más desde lo que uno tenga
ganas de hacer desde la
necesidad más urgente. Eso que te
quema las manos si no lo hacés.
Eso creo que vale a cualquier
precio, esté o no aceptado, esté o no
en las tendencias más exitosas.
Si vos de verdad tenés ganas de
hacer humor en un programa periodístico
y te parece que ése es el camino
que necesitás urgentemente hacer, genial. Te puede
salir bien o mal pero se
va a leer como una cosa honesta. Si es nada más que por replicar un
modelo exitoso y no implica
tu necesidad personal y
quizá se te note un poco la hilacha.
Ustedes
estuvieron muy pegados a la figura del ex Presidente Mujica en la
campaña electoral, y durante el gobierno. ¿Se
sintieron el medio oficial del
MPP o de Mujica? ¿La murga oficialista
como se la tildó?
-No,
de ninguna manera porque nunca
lo fuimos. Nunca pegaríamos nuestra expresión más honesta
a las necesidad de una expresión política.
Jamás.
De
hecho nosotros no somos orgánicos. Yo
no milito en ningún lado.
En
esa campaña nosotros hicimos
una canción que regalamos, ni
siquiera al MPP, a los gurises
del MPP. Una expresión colectiva
dentro de un partido que
nos pidió. Nos dijeron, sabemos que ustedes votan al Pepe. Si, lo votamos, no tenemos
ningún problema en decirlo.
Ese
mismo año muchas murgas hicieron canciones, y al año
siguiente también , que regalaron
una cantidad de sectores del Frente Amplio, incluido el MPP. Lo que te digo es que la canción de la Catalina mató. Y no
solamente la cantaban los del MPP,
la cantaban los del Frente. Una canción que no era
la oficial de la campaña se transformó en la más escuchada y reproducida de todas las elecciones. Nos llamaban
a programas donde se debatía
ese jingle diputados y parlamentarios de otros partidos a
decirnos no puedo creer,
mi hijo tiene 5 años y canta vamos Pepe
y yo le tengo que decir que vote al padre, que vote al Partido Colorado o
al Partido Nacional.
Y
no solamente pasó eso, sino que al
Pepe sé
de otras murgas que se han desesperado
porque fuera a ver su espectáculo y el Pepe iba
a ver a la Catalina. Eso
pasó que generó una
idea colectiva y en el imaginario colectivo que el Pepe me
mandaba mensajes y yo
iba para la casa y
debatíamos juntos las leyes. Eso no pasaba. Es un
tipo muy sabio que yo respeto
y admiro mucho, pero
he criticado muchas cosas de su
gobierno, o he tenido discrepancias muy fuertes con la izquierda.
No todos los compañero de la
Catalina votan al Pepe, no todos los compañero votan, no todos los compañeros de la Catalina votan al Frente
Amplio y votan otras cosas. Nosotros hicimos
esa canción con
tanta buena mala suerte
que fue de las más
escuchadas de la historia de los
jingles.
Y desde el mundo del arte y la
cultura, ¿cómo ves estos tres
períodos de gobierno del Frente Amplio?
-A la Catalina
en sí yo no le pido un análisis porque somos
la suma de una cantidad de individuos que por
suerte todos pensamos diferente.
Si hay algo que
nosotros queremos es que nuestro espectáculo no se
transforme en el brazo artístico
de nadie ni de nada. De
ningún partido ni de
ninguna bandera.
Hay una
bandera que defendemos
siempre que es la de los Derechos
Humanos. Siempre,
incondicionalmente, y es así porque es
tan grande el dolor que
sigue despertando ese tema, la bronca y la injusticia que necesitamos ponerla en nuestra obra.
Yo
como uruguayo y como
persona que opina porque tiene una
boca y por suerte la
posibilidad democrática de opinar lo que se le antoje, muchas
veces sin saber del todo; digo que
hay una cantidad de cosas
que han estado muy buenas desde lo cultural
y desde lo conceptual. Hay
otra cantidad de cosas que me
siguen quedando en el debe como por ejemplo
la cuestión de los Derechos Humanos. Esa
es una cosa que a mi me sigue
faltando. Una cosa que le sigo
reclamando no solamente a las
figuras de la izquierda sino a los izquierdistas y a los frenteamplistas inorgánicos.
Por ejemplo en
las últimas elecciones, una pena
que me queda es
cómo se pierde el plebiscito
para juzgar los crímenes
de lesa humanidad por cuidar la
elección. Esa es una pena
que tengo con la izquierda en
general.
Que yo vote
una persona, que coincida y junte
los caminos entre lo que pienso con su
ideología y sus propuestas, no me pone
en un
lugar que tenga que repetir
como un loro que todo está bien. Eso es fundamental mantenerlo como
persona y como artista.
Ya para cerrar. Menos mal que este año no salen en Carnaval
tendrían que haber rescrito todo el
libreto por todo el tema Sendic.
-Al revés. Mirás
las cosas y decís: ¡mirá la papita que me estoy perdiendo! ¡Mirá
el cuplé que me perdí! ¡Mirá el
cuplé de la tarjeta corporativa! . Y eso la murga, por
suerte y hablo no sólo por mi, o por
mi colectivo, por las
murgas, vos revisás
y hay críticas excepcionales a todo
nivel, a nivel departamental,
nacional, cultural, a nivel
conceptual. Duras, y unas que
son muy
graciosas. Este año el cuplé de la ideología y gestión de La
Mojigata fue un cachetazo bien
dado y justo. El cuplé de la obediencia
partidaria de hace
unos años de Falta y Resto.
El cuplé del niño y el menor de La Mojigata de
hace unos años. El de la murga de la Intendencia de Los Curtidores de Hongos del 2008. Cosas muy bien
dichas en estos tres períodos de gobierno que han estado muy bien.
Me
parece que la murga le ha encontrado la vuelta para poder criticar, para poder
quejarse, para poder demostrar que la
barra está descontenta
y tirando la bronca. Y también para aplaudir en los momentos que
hay que aplaudir y
felicitar.
A
veces vos mirás y decís esto está tan bueno para decirlo, estaría tan
gracioso. Bueno seguiremos juntando ganas y seguramente habrá cosas para criticar y caricaturizar en
el 2019
también, cuando estemos más
cerca de hacer Carnaval.
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